Mesa redonda sobre patrimonio porteño. Primera parte
05/12/2017Teresa de Anchorena, Enrique Espina Rawson, Santiago Pusso, Damián Tabakman, Laura Weber y Iuri Izrastzoff definen en esta primera entrega a qué se le llama patrimonio.
CompartirIzrastzoff Compañía Inmobiliaria organizó en su sede central de Recoleta una mesa redonda donde se evaluó la situación del patrimonio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a 10 años cumplidos de gobierno del PRO.
Para ello, fueron convocados Teresa de Anchorena (presidente de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos), Enrique Espina Rawson (escritor, historiador y miembro del Centro de Estudios Gardelianos y de Fervor X Buenos Aires), Santiago Pusso (integrante de la ONG Basta de Demoler), Damián Tabakman (rector de la Escuela de Negocios en Real Estate) y Laura Weber (arquitecta en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires).
A continuación, se comparte la primera parte del encuentro, donde algunos de los participantes, más Iuri Izrastzoff, gerente de Marketing de Izrastzoff Compañía Inmobiliaria, se introducen en el tema central de la convocatoria.
En próximas entregas completaremos la charla recogida en esta mesa redonda.
Sobre el patrimonio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Teresa de Anchorena: Buenos Aires tiene un patrimonio que refleja la diversidad de lo que somos: un mosaico, un ejemplo de integración exitosa, donde convivimos. Y nuestra arquitectura también convive y nos refleja: italiana, francesa, alemana, española, colonial, todo mezclado. La misión de la Comisión de Museos es conservar esa memoria, cuya puesta en valor, desde lo económico, representa una oportunidad fabulosa. Pero lo cierto es que el patrimonio porteño no es del todo considerado. Los argentinos necesitamos conocer los tesoros que tenemos para luego ponerlos en valor, en todos los niveles, desde el gobierno hasta los ciudadanos. Quienes vienen del exterior quieren ver ese patrimonio. Y no lo cuidamos suficientemente.
Damián Tabakman: Coincido. Pero me parece que en los últimos años hubo una concientización sobre el patrimonio que en décadas pasadas no existió. Se toma hoy la cuestión mucho más seriamente. Y nadie está dispuesto a hacer una inversión inmobiliaria sin reparar en el patrimonio histórico. De todos modos, queda muchísimo por hacer.
Santiago Pusso: Además de la arquitectura monumental, sería importante que los porteños valoremos también aquella más sencilla, de viviendas, y es fundamental que los empresarios inviertan en edificios con valor histórico. El Gobierno de la Ciudad mudó parte de sus dependencias al edificio Canale, lo que aporta mucho más y pone en valor el acervo cultural de la ciudad, en mayor proporción que una construcción nueva.
Iuri Izrastzoff: Así es. Buenos Aires tiene un enorme tesoro que se generó hasta los años 50. Luego se comenzó a demoler y construir con muy mala calidad. Es un proceso extraño, que respondió a factores sociológicos, económicos y políticos, que dañó la armonía que tenía la ciudad con sus diferentes estilos. Y el 20% del patrimonio de Buenos Aires es el que está hoy, pero hasta hace 15 años ningún gobierno se preocupó por ese porcentaje. Y creo que las acciones de los ciudadanos fueron las que impulsaron esa protección.
Teresa de Anchorena: Las acciones de los ciudadanos más las de algunos gobiernos como el de Fernando De la Rúa, que lucharon por el patrimonio, más la actividad de organizaciones no gubernamentales como Basta de Demoler.
Damián Tabakman: Más el aporte de hombres como el arquitecto José María Peña.
Teresa de Anchorena: Peña era director del Museo de la Ciudad, era un funcionario, y él consiguió salvar San Telmo.
Laura Weber: En mi opinión, desde el punto de vista del patrimonio, Buenos Aires siempre tuvo una vocación renovadora. Muchos edificios de estilo reemplazaron a otros. Los códigos de edificación no tenían criterio de preservación patrimonial, hasta que Peña, en los 70, hizo la primera norma de protección para San Telmo, que estuvo en peligro de ser destruido. Hasta ese tiempo había normativas de los años 10 y 20 que dictaban reglas como las que dieron lugar a las diagonales Norte y Sur, más de tipo estético, más monumentos preservados o edificios, pero realmente la primera norma nace a fines de los 70, con San Telmo y Avenida de Mayo, hasta que llegamos a hoy, donde hay 56 áreas de protección histórica en la Ciudad de Buenos Aires.
Continuará…
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