Un viñedo propio en Mendoza como alternativa de inversión
06/02/2012Nuestro derrotero comercial con Finca Propia fue muy particular. Cuando por primera vez nos propusieron, en 2011, convertirnos en canal de ventas de un fideicomiso vitivinícola en Mendoza, parecía ser para nosotros más una expresión de buenas intenciones que una alternativa de inversión atractiva para ofrecer a nuestros clientes. Claro, los momentos económicos también influyen en la percepción de qué puede ser interesante y qué no en un momento dado.
CompartirNuestro derrotero comercial con Finca Propia fue muy particular. Cuando por primera vez nos propusieron, en 2011, convertirnos en canal de ventas de un fideicomiso vitivinícola en Mendoza, parecía ser para nosotros más una expresión de buenas intenciones que una alternativa de inversión atractiva para ofrecer a nuestros clientes. Claro, los momentos económicos también influyen en la percepción de qué puede ser interesante y qué no en un momento dado.
Durante 2011 las estrellas del mercado inmobiliario fueron los fideicomisos al costo, y no parecía haber razones para promover productos de inversión que se salieran de ése molde.
Y aunque nos entusiasmó la originalidad del producto, nos pareció que sumarlo en un momento de fuerte demanda de inmuebles tradicionales nos distraería de nuestro foco comercial.
Un año después, volvieron a contactarnos. Y esta vez nos cautivó. Es que, por pura casualidad, mi cuñado más inquieto había comprado una cuotaparte de Finca Propia por su propia cuenta. Y través suyo y de mi hermana comencé a enterarme de las delicias de ser inversor de Finca Propia. En primer lugar, al ser convidado con los excelentes vinos Malbec, Cabernet y Chardonnay que comenzó a recibir a los seis meses de sumarse al fideicomiso.
Después, al repasar la escapada familiar que hicieron al viñedo que Finca Propia tiene en el Valle de Uco, durante la cual Antonio Mas les explicó los secretos de la elaboración de sus propios vinos. Y finalmente descubriendo que su cuotaparte se había valorizado en alrededor de un 20% en un solo año.
Estos palpables motivos, pero sobre todo el último, me hicieron volver a evaluar Finca Propia como un producto que podría sumarse a las alternativas de inversión a ofrecer a nuestra clientela. Ciertamente no es una inversión puramente inmobiliaria, pero tiene fuertemente arraigada ésa faceta, ya que uno al adquirir una cuotaparte del fideicomiso, se convierte en propietario de un porcentaje de la tierra sobre la cual se basa este negocio. Dueño para siempre, como cualquier otra propiedad que uno pueda comprar. Y este aspecto es solo el "inmobiliario", y en el que menos hacen hincapié los creadores de Finca Propia, quienes me retan e insisten en que la experiencia del disfrute es lo que deberíamos destacar frente a nuestros clientes. Será una cuestión de deformación profesional.
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